Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios y mostrarle publicidad relacionada con sus preferencias mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Puedes obtener más información acudiendo a nuestra política de cookies.

Pulse el botón aceptar, para confirmar que ha leído y acepta nuestra política de cookies. Después de aceptar no volveremos a mostrar este mensaje.

“Gymtimidation”, ¿Un nuevo baile o un síndrome deportivo floreciente?

En esta década de revolución tecnológica y floración de patologías y síndromes varios, el mundo del deporte no se salva de ello tampoco y nuevos estudios arrojan el nacimiento de un nuevo Síndrome, conocido ya en el mundo del fitness como “GYMTIMIDATION”.

Pero antes de ver en que consiste, vamos a ver de forma sencilla que es un “Síndrome”. Un síndrome es un conjunto de síntomas o signos que conforman un cuadro. Actualmente hay más de 200, de los cuales, el mundo del deporte es poseedor de varios, como el síndrome del espolón calcáneo, el síndrome de saturación deportiva, síndromes reumáticos de los tejidos blandos, etc…

Dentro de los síndromes, estos pueden afectar de forma física y psicológica, de forma física nos referimos a modificaciones a nivel genético que conlleven posteriormente malformaciones, modificación de estructuras físicas, fisiológicas, etc. Y como psicológicas aquellas que presentan unos patrones sintomáticos, a los cuales nuestro cerebro genera respuestas varias.

El Gymtimidation, esta encasillado dentro de los síndromes Psicológicos y se basa en el miedo que sienten las personas en el gimnasio al verse obligados a exponer sus cuerpos en público, especialmente si entre sus compañeros se encuentran cuerpos musculados y tonificados. Un hándicap psicológico que provoca que en muchos casos evitemos acudir a estos centros donde pensamos que sólos lo vamos a pasar mal y, lo que es peor, a quedar en ridículo.

Resumiendo, podríamos afirmar que el Gymtimidation tiene como resultado, la generación de una gran “inseguridad” en nosotros mismos. Esa “inseguridad”, no se reproduce de la misma forma entre los hombres y las mujeres. Hay diferencias sustanciales entre ambos sexos, donde esa inseguridad hace que abandonemos la práctica del ejercicio físico y los gimnasios. Estas diferencias son:

MUJERES:

• El 14% se sienten intimidadas por las sucesivas miradas del género masculino.

• El 10% se preocupa excesivamente por las opiniones de otras compañeras. • El 15% No se ve jamás lista para entrar a un gimnasio, ni hacer deporte por sentirse “no preparada” para ello.

• El 61% restante abandona el gimnasio y el deporte en general por inconstancia y falta de motivación.

HOMBRES:

• El 20% abandona por miedo a no saber que hacer y ser objeto de miradas, comentarios y risas de los demás deportistas.

• El 1% abandona por no saber utilizar las máquinas.

• El 5% no se considera en forma para entrar a realizar deporte en un gimnasio o piensan que ese espacio es sólo para un tipo de personas.

• El 21% por inconstancia y falta de motivación.

• Y el restante 53% abandona el gimnasio por estar lleno y no poder seguir la rutina de trabajo o las actividades de una forma fluida o constante.

Como podemos observar, el “abandono de la práctica deportiva” debido a esa inseguridad, tiene diferentes síntomas en hombres y mujeres, y los datos estadísticos arrojan cierta información, como por ejemplo que los hombres son más constantes en sus rutinas y el ejercicio diario y por el contrario las mujeres toleran más y son más pacientes que los hombres en cuanto a que el gimnasio o la actividad dirigida esté más llena.

Otro dato curioso, es el que nos dice que el 92% de las mujeres, no tendrían ningún problema a la hora de pedir ayuda a un compañero que no conozcan en el gimnasio o actividad dirigida, en cambio, el hombre hace que este porcentaje caiga por debajo del 50%.

Son muchas las soluciones que podemos encontrar para este tipo de síndrome antes de que esa “inseguridad” se transforme en exclusión social, interiorización o trastornos en nuestra autoestima, pero de todas ellas remarcaríamos dos:

1. Busca y pide ayuda desde el principio a los profesionales deportivos de tu centro, ya sea en sala o en las diferentes actividades que quieras realizar. Hay un estudio realizado por la universidad de Columbia que indica la importancia del asesoramiento, guía y seguimiento por parte de los profesionales técnicos de los centros, debe de ser de obligado cumplimiento en todas las personas. El objetivo del ejercicio no es convertirse en una persona mejor, sino sentirse mejor con nosotros mismos, tiene más componente psicológico que físico.

2. Ser constantes, todo esfuerzo a medio y largo plazo tiene su recompensa.

Y como dijo un día Jacques Benigne “El mayor desorden de la mente consiste en creer que las cosas son de cierta manera, porque nosotros deseamos que así sean”.