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En busca de mi peso ideal

En una sociedad en la que el cuidado de la salud y la estética están a la orden del día, somos muchos los que en algún momento nos hemos planteado cual sería nuestro peso ideal. Esta búsqueda se acentúa si además se realiza un programa de pérdida de peso y ésta en muchas ocasiones viene acompañada de frustraciones por diversos motivos.

En este artículo vamos a intentar dar un poco de luz a cuestiones comunes que surgen cuando se está intentando perder peso, la búsqueda de ese “peso ideal” que no acabamos de ver… por estética o simplemente por salud. Veamos un concepto básico y de uso frecuente como es el IMC.

El IMC o Índice de Masa Corporal, es un parámetro que relaciona el peso y la altura de cada individuo para mostrarle entre qué valores debería oscilar nuestro peso en función de lo que medimos para evitar enfermedades de tipo coronario u obesidad entre otras. Para hallar este dato es preciso dividir el peso de nuestro cuerpo en kilos entre la altura en metros al cuadrado.

Individuo de 1,70 con 83 kilos. Por ejemplo, 83/(1,70x1,70) = 28.71 de IMC. Una vez hallado este valor, se comprueba el rango en que se encuentra según la tabla de valores que proporciona la OMS (Organización Mundial de la Salud) El valor que nosotros consideramos más que saludable es el de un 22,5 aproximadamente.

  • Por debajo de 18,5 → Peso demasiado Bajo
  • Entre 18,5 y 24,9 → Peso normal 
  • Entre 25 y 29,9 → Sobrepeso
  • Entre 30 y 34 → Obesidad de grado 1 
  • Entre 35 y 39,9 → Obesidad de grado 2 
  • Por encima de 40 → Obesidad mórbida

Es muy importante que se tenga en cuenta que este valor sólo es orientativo ya que al tener en cuenta el peso del cuerpo como un todo no diferencia entre densidad ósea, cantidad de masa magra y composición corporal. Dos personas de la misma estatura y el mismo peso tendrán valores exactos pero uno puede estar muy musculado y el otro nada en absoluto. Es decir, el IMC debería tomarse como referencia para tener un buen estado de salud.

Entonces ¿dónde nos lleva esto? ¿En qué parámetros tengo que fijarme para conseguir mi peso ideal? Bien, esto es sencillo: Cuando tú te veas bien y te sientas bien contigo mismo.

Son muy comunes las desazones al no ver bajar de peso la báscula en procesos de adelgazamiento. Comemos menos, hacemos la dieta estricta y nuestra actividad física ha aumentado considerablemente. Aun así somos incapaces de perder algunos gramos. Plantéate esto:

  •  “No pierdo nada de peso” La grasa pesa mucho menos que tu músculo pero abulta mucho más. Quizá no estés bajando de peso pero realmente de volumen sí. Al trabajar el cuerpo, éste empieza a tonificarse, no a crecer, simplemente con tonificarse hace que empiece a pesar más. Esto no significa que no estés haciendo las cosas bien, de hecho lo estás haciendo genial. Realmente ¿quién quiere estar delgado estando flácido?  
  • Enlazamos con esto. “Yo sólo quiero perder peso, cuanto más mejor” Quizá, si sólo haces dieta pierdas más peso, tu báscula marcará menos pero…realmente te verás mejor? Está comprobado que realizar ejercicio físico a la vez que dieta adelgaza más rápido. La musculatura “necesita comer” más calorías, por lo que se pierde peso más eficazmente cuando se trabaja la fuerza complementariamente con la dieta. Y por supuesto el cuerpo se moldea tras la pérdida de grasa. No hay color, el ejercicio es necesario. Tienes motivos. 
  • “Acabo totalmente fatigado los entrenamientos y nada” La intensidad de los ejercicios es clave si queremos perder peso. Existen estudios que certifican con fundamento la eficacia de entrenamientos cortos de alta intensidad como son los métodos HIIT. No obstante y en función de la persona, un trabajo suave diario prolongado como puede ser andar durante una hora o rodar suave el mismo tiempo tiene de hecho una gran efectividad también. La continuidad es lo que prima. Ser constante y tener paciencia, entrenar a intensidad suave 60-70% de nuestra FCMax nos ayudará a la pérdida de grasa. Combinándolo con el trabajo de fuerza y una alimentación buena y por supuesto teniendo claro que ese es nuestro objetivo. Disminuir el porcentaje graso de nuestro cuerpo. El rendimiento, la mejora de forma física y los entrenamientos con objetivos más concretos necesitan de otro tipo de trabajo. Hay que ser conscientes de esto. 
  • “No tengo tiempo, estoy estresadísimo/a” Y además no entiendes porque sigues engordando. El stress impide adelgazar. El stress hace que el cuerpo se ponga en estado de alerta, éste que sabe lo que sucede, retiene todo lo que puede por sí lo necesita. Cómo si de épocas de hambruna estuviéramos hablando. Acéptalo, el stress te viene mal, necesitas relajarte, cuando más mejor. El descanso es belleza. ¿Quieres estar guapo/a, más delgado/a? Duerme, descansa y relájate. Fuera el stress y todo lo que te lo provoca. 

Visto esto ¿Cuál debería ser mi actitud si lo que quiero es adquirir mi peso ideal?

El primer paso es ser consciente. Tener consciencia de cómo funciona el cuerpo, saber que no hay fórmulas mágicas que funcionen para todo el mundo, identificar que somos únicos y que es posible que necesitemos en ocasiones adaptar los sistemas ya instaurados para el resto en consonancia con nuestras características y que nada realmente válido se consigue sin esfuerzo.

El camino hacia donde se dirige ese primer paso es la fuerza y la constancia. Una alimentación saludable ya nos asegurará estar en nuestro rango óptimo. La actividad física regular junto con esa alimentación nos acercará a nuestro peso ideal. No hay magia. Cuídate.

Y la meta (aunque no deja de ser el camino) es la actitud. Tu peso ideal lo alcanzarás cuando te mires al espejo y te veas bien pero sobre todo cuando tú te sientas bien contigo mismo. Esto se consigue a través del trabajo de todo lo anterior y de la actitud que tomes hacia ello. Se positivo, relájate, vive, descansa, duerme, ríe, come bien y muévete. Con toda seguridad tu bienestar aumentará y eso te llevará directo y sin darte cuenta a tu peso ideal.

Aquí te dejamos algunas herramientas, primeras pautas para tener en cuenta, releer y recordar. Merece la pena probarlas. ¿Ahora…te animas a conseguir tu “peso ideal”?

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